EN FAMILIA

Jueves Santo. La Isla está full de visitantes. Las playas abarrotadas de gente, las vías intransitables, días en los cuales tendemos a quedarnos en casita, alejadas del bululú de semana santa.

También están en la Isla mi hermana con su marido, mi sobrino de 33 años y su hijito de cuatro. Como su casa de vacaciones está en reparaciones, mi hermana y su marido optaron por quedarse en casa.

Lamentablemente - y a pesar de querernos - no disfruto de una relación cercana ni relajada con mi hermana. Pero sabemos manejar nuestras diferencias con cortesía y educación - lo que en definitiva causa que ambas nos estemos reprimiendo de una manera poco saludable. Todo sea por la armonía familiar y en definitiva tampoco es un drama si se trata de pocos días. En definitiva, este tiempo juntas es como una reunión familiar de despedida, ya que pronto me iré a vivir a otro país.

Hace ya mucho tiempo (años) que ella no se quedaba en casa y a pesar de que siempre me veía con Fernanda y sabía que el plan de emigrar es en conjunto, imagino que el ver que vivimos juntas le puede haber clarificado las cosas respecto a qué tipo de relación mantenemos.

Me consta que ella es muy abierta en lo que respecta a distintos tipos de relaciones, asique no me he sentido incómoda ni mucho menos cuestionada. Sin embargo - y justamente porque no tengo tanta confianza con ella - le agradezco que no me haya preguntado cual es exactamente el rol de Fernanda en mi vida.

La relación entre ella y su marido, ella y su hijo, su hijo y su marido son muy complicadas. Asique en principio no debería preocuparme que la nuestra no sea particularmente fluida - aunque no niego que lamento esta nuestra incapacidad...
Tanta tensión entre ellos me afecta - aunque por otro lado me permite tomar conciencia de lo feliz que soy: estoy en una relación totalmente serena y armoniosa, sin veladas agresiones o reproches - lo cual no impide que ocasionalmente podamos tener diferentes enfoques frente a una situación puntual.
Puedo, efectiva y finalmente decir: soy feliz.

Mi hermana padece desde hace años un grave problema de sobrepeso. Me preocupa verla aún más gorda, sobre todo por las implicaciones de salud... Ya tiene pre-diabetes, alta presión sanguínea, várices internas e incluso veo que camina con cierta dificultad - imagino que porque los muslos le chocan bajo las largas túnicas que usa.
Hace un par de años se colocó un balón en el estómago, sin resultados notorios. Ahora veo que come muy poco. No le gusta hablar del asunto, pero espero que eso signifique que ha tomado conciencia de que debe esforzarse en rebajar.

Fernanda se ha adaptado con mucha flexibildiad a esta "reunión de locos", ya le perdió el miedo a los incisivos comentarios de mi hermana porque comprendió que no se trata de algo personal, sino que es su manera de relacionarse con su entorno. Debo, sin embargo, reconocer los esfuerzos de mi hermana por ser más simpática y llevadera que de costumbre.

Nos sigue sin embargo separando el tema político - que también evitamos pero de alguna manera aflora indirectamente en cualquier comentario sobre cualquier tipo de tema, ya que la ideología se refleja en la mayoría de los aspectos de la vida.
Para evitar entrar en temas escabrosos, cuando me preguntó porqué me iba de Vzla, no le dije con claridad que rechazo el camino por el que está transitando el gobierno - y sobre todo hacia donde se dirige - y sólo hice referencia a la inseguridad. En realidad, tampoco hacía falta que se lo explicara en detalle; sin necesidad de tocar el tema, ambas sabemos cual es la posición de la otra en este país tan criminalmente dividido.

HABLA FERNANDA:

Estos días me han servido para confirmar que mi familia política es mi antítesis: me choca escuchar a un gringo (el cuñado de Mónica) hablar en contra del imperio y a favor del chavismo, cuando en la práctica tiene a dos ancianos uruguayos trabajando en su casa sin sueldo.
Esto sin embargo me ha servido para refinar mis modos en pro de la diplomacia.

Sin embargo, disfrutamos el silencio y la paz que dejan cuando salen y me doy cuenta que Mónica y yo somos muy felices, lejos de todas esas perturbaciones.

Igual son unos días de descanso que tenemos antes de regresar al trabajo y terminar las cosas para emprender nuestro viaje.

La dieta va bastante bien. Estoy contenta de ir perdiendo peso a un ritmo sostenido y espero llegar pronto a un peso razonable, para poder iniciar también los tratamientos para la inseminación artificial.